Datos curiosos sobre Mijaíl Bulgákov

Datos curiosos sobre Mijaíl Bulgákov

El autor de «El Maestro y Margarita» Mijaíl Bulgákov tuvo una vida breve y fue inmerecidamente olvidado al final de su vida. Es gratificante que la justicia prevaleciera tras su muerte. Mijaíl Bulgákov es ahora uno de los escritores más queridos por muchos lectores.

¿A qué edad escribió Mijaíl Bulgákov su primer relato, por qué se prohibió la representación de «Los días de los Turbín», qué famosa comedia soviética se rodó basándose en una de las obras del escritor y quién fue el modelo para el personaje de Margarita? Descubra estos y otros datos sobre la vida de Bulgákov en nuestro artículo.

Infancia y primeros escritos

A los siete años redactó su primer cuento, «Las aventuras de Svetlána». Más tarde, en quinto grado, improvisó un feuilleton titulado «El día del médico jefe», además de versos irónicos y epigramas breves. Aunque demostraba talento para las letras, su verdadera vocación parecía otra. La medicina atraía al joven por influencia familiar: dos tíos ejercían como doctores en Varsovia y Moscú, y desde pequeño escuchaba elogios sobre la utilidad y prosperidad de ese oficio.

En 1916 concluyó los estudios en la facultad de medicina de la Universidad de Kiev. Durante la Revolución y la Guerra Civil, atendió pacientes como cirujano y venereólogo, mientras de noche escribía relatos y piezas teatrales. El esfuerzo simultáneo resultaba extenuante, sin embargo lo sostuvo hasta 1920, momento en que decidió abandonar definitivamente la práctica médica. Ese mismo año se convirtió en jefe de la sección literaria y teatral del Comité Revolucionario de Vladikavkaz.

Medicina y paso al teatro

Tras graduarse en Kiev, comenzó su labor como médico en condiciones duras. Atendía a soldados heridos, pacientes con enfermedades venéreas y familias desamparadas por la guerra. Esa experiencia marcó su visión del sufrimiento humano y reforzó su mirada crítica sobre la sociedad.

Mientras practicaba la cirugía, redactaba escenas teatrales y cuentos en sus ratos libres. La tensión entre bisturí y pluma se hizo cada vez más evidente. Durante las noches escribía con intensidad febril, convencido de que su futuro no estaba en los hospitales.

En 1920 dio el giro definitivo: abandonó la medicina y aceptó dirigir la sección teatral del Comité Revolucionario de Vladikavkaz. Ese cambio abrió el camino hacia su verdadera identidad: dramaturgo, narrador y satírico de primer nivel.

Prohibición de «Los días de los Turbín»

En 1925 recibió la propuesta de adaptar su novela «La Guardia Blanca» al escenario del Teatro de Arte de Moscú. Poco después, las autoridades culturales vetaron otra obra suya, Corazón de perro, sátira donde un hombre con instintos criminales surgía de un trasplante. La policía política registró su piso y se llevó tanto ese manuscrito como diarios personales.

El Comité de Control del Repertorio vigilaba cada ensayo. Bajo presión, el título se transformó en «Los días de los Turbín» y varias escenas fueron suprimidas. Aun así, el organismo censurador declaró que la pieza no podía representarse en tal estado. Stanislavski reaccionó con firmeza: advirtió que, si se prohibía el estreno, abandonaría la compañía.

Las negociaciones continuaron. Se recortó la escena donde hombres de Petliura golpeaban a un judío y se añadió un cierre con acordes apagados de la Internacional y un brindis por el Ejército Rojo. Finalmente, el 25 de septiembre de 1926, se autorizó el montaje, pero solo en ese teatro y limitado a una temporada.

El espectáculo resultó excepcional dentro del repertorio soviético: mostraba al bando blanco con compasión, lejos de la caricatura habitual. El público aplaudió con entusiasmo, aunque la mayoría de intelectuales comunistas lo rechazó con dureza. Incluso Vladímir Mayakovski recomendó no censurarlo, pero sí abuchearlo durante las funciones.

Críticas y censura

Mijaíl Bulgákov guardaba recortes de prensa en un álbum especial. Allí pegaba reseñas sobre sus piezas teatrales y relatos. Tras varios años, sumó únicamente tres comentarios positivos frente a casi trescientas opiniones hostiles. Esa desproporción lo golpeó con fuerza.

Lyubov Belozerskaya, su segunda esposa, describió cómo aquel archivo crecía sin pausa y cómo la resistencia del escritor se debilitaba. Según ella, la irritabilidad aumentó, aparecieron desconfianzas, el sueño se volvió irregular y comenzaron los espasmos de cabeza.

Los críticos lo acusaban de idealizar a la Guardia Blanca. En 1929 el castigo se volvió aún más duro: «La huida», «El apartamento de Zoyka», «La Isla Carmesí» y «Los días de los Turbín» fueron eliminadas del repertorio. El aislamiento artístico parecía completo.

Comedia «Iván Vasilievich»

En 1934 creó una pieza cómica titulada «Iván Vasílievich». La trama giraba en torno a un inventor que diseñaba una máquina del tiempo. Gracias a ese artefacto, el zar de Rusia del siglo XVI, con el nombre de Iván IV («Iván el Terrible») viajaba a la década de 1930, mientras un estafador y un funcionario idéntico al zar quedaban atrapados en enredos temporales.

El retrato del monarca recordaba inevitablemente a Iósif Stalin, motivo suficiente para impedir su publicación. Décadas después, en 1973, el famoso director del cine Leonid Gaidai rescató la idea y la transformó en película. La acción se trasladó a los años setenta, con detalles actualizados: el gramófono se convirtió en grabadora y los escenarios mostraban la vida urbana contemporánea.

La película, estrenado como «Iván Vasílievich cambia de profesión», arrasó en taquilla. Se volvió un clásico de la comedia soviética y alcanzó enorme popularidad entre espectadores de distintas generaciones.

Obra sobre Aleksandr Pushkin

En 1937, durante el centenario de la muerte del poeta, Bulgákov comenzó a trabajar en una pieza teatral dedicada a los últimos días de Aleksandr Pushkin, el mejor poeta ruso de todos los tiempos y el padre de la literatura rusa moderna . El dramaturgo Serguéi Yermolinsky recordó cómo el escritor le confesó en secreto: estaba creando una obra sobre el genio, pero sin mostrarlo en escena. Consideraba vulgar exponerlo directamente frente al público.

Los ensayos arrancaron en el Teatro Vakhtangov y se discutió también la posibilidad de montarla en el Teatro de Arte de Moscú. Algunos directores, como Sudakov y Sakhnovsky, valoraban la propuesta, mientras Nemirovich-Dánchenko y Kachalov apoyaban la idea de fondo. Sin embargo, Stanislavski la rechazó, y Leonid Leonídov dudaba de que los espectadores aceptaran una versión sin el protagonista visible.

La pieza nunca llegó a estrenarse en aquel aniversario. Recién en 1943, ya en plena evacuación de guerra, apareció bajo el título «Los últimos días». Permaneció en cartel del Teatro de Arte durante más de quince años, consolidándose como uno de los trabajos más sólidos de su madurez.

Elena Shilovskaya y Margarita

La inspiración para Margarita, protagonista de «El Maestro y Margarita», provino de la tercera esposa de Bulgákov, Elena Shilovskaya. Cuando se conocieron, ambos estaban casados: ella con el general Evgueni Shilovskiy y él con Liubov Belozerskaya. Su relación creció en secreto, reflejando la clandestinidad de los personajes de la novela.

Elena Shilovskaya recordaba que el amor surgió con intensidad inusual y rapidez: sentía que aquel vínculo estaba destinado a durar toda la vida. No obstante, el divorcio fue complicado. Elena debía decidir dejar a su esposo y resolver la custodia de sus hijos.

La pareja finalmente contrajo matrimonio en 1933. Elena Shilovskaya se convirtió en musa, mecanógrafa y secretaria literaria de Bulgákov. Gracias a su perseverancia, conservó el manuscrito de «El Maestro y Margarita» y permitió su publicación 16 años después del fallecimiento del escritor.

El gato Behemot y el perro

Behemot (Hipopótamo), el famoso gato de «El Maestro y Margarita», actuaba como el astuto ayudante de Woland. Contrario a la creencia popular, Mijaíl Bulgákov no sentía un apego especial por los felinos. Su segunda esposa, Lyubov Belozerskaya, recordaba que el autor nunca cargó a la gata Muka, aunque le permitía subirse al escritorio con papel colocado debajo.

El nombre del personaje provino de su querido perro Behemot, a quien admiraba profundamente. Otra interpretación sostiene que el felino representaba al demonio de la glotonería, capaz de transformarse en cualquier animal, engañar a la gente y desviarla del camino recto. Así, Mijaíl Bulgákov combinó realidad y fantasía para crear un acompañante inolvidable en la obra.

Otros datos curiosos

Mijaíl Bulgákov contrajo matrimonio en tres ocasiones, pero nunca tuvo hijos. La decisión fue deliberada, motivada por dificultades económicas y personales. Durante su primer matrimonio con Tatiana Lappa, la pareja atravesó circunstancias críticas: el dinero de la boda se destinó a interrumpir un embarazo. Más tarde, Tatiana sufrió un segundo aborto, esta vez realizado por el propio escritor.

A lo largo de su carrera, Bulgákov mantenía un registro meticuloso de críticas. En aproximadamente una década, recopiló casi 300 reseñas hostiles y solo tres elogios. Entre sus detractores destacó Vladimir Mayakovski, con quien sostuvo debates literarios intensos. Al mismo tiempo, el autor contaba con defensores, como Máximo Gorki.

El comportamiento de Margarita en la novela refleja, según estudiosos, la personalidad de Elena Shilovskaya. Rasgos como los ojos rasgados y la determinación coinciden con los de la tercera esposa de Bulgákov. Además, ella defendió al escritor frente a críticos y, en ocasiones, amenazó con acciones drásticas para proteger su legado.

Durante años, la tumba del autor careció de lápida. A principios de la década de 1950, Elena Shilovskaya descubrió una roca de granito en un montón de escombros y la trasladó al cementerio para marcar la sepultura de su esposo. La piedra había pertenecido anteriormente a la tumba de Nikolái Gógol, escritor favorito de Bulgákov, otorgando un simbolismo especial.

El autor era conocido por su incapacidad para administrar dinero. Durante el primer matrimonio, dependía del apoyo de sus padres y gastaba de forma impulsiva, incluso en taxis. Las joyas de su esposa a menudo acababan en casas de empeño, reflejando su naturaleza derrochadora.

Mijaíl Bulgákov tuvo la oportunidad de hablar por teléfono con Iósif Stalin tras prohibiciones de sus obras. Solicitó permiso para viajar al extranjero, pero respondió que un escritor no puede vivir fuera de su patria. Stalin aconsejó que se postulara en el Teatro de Arte de Moscú, donde fue aceptado y continuó desarrollando su carrera.

Últimos años y muerte

Mijaíl Bulgákov falleció a los 48 años debido a nefroesclerosis, enfermedad renal que también afectaba a su padre. Consciente del desenlace desde el diagnóstico, enfrentó sus últimos años con resignación. La movilidad disminuyó progresivamente y su visión se deterioró.

A su lado permaneció Elena Shilovskaya, brindando apoyo constante. Gracias a su cuidado, el escritor pudo continuar redactando y corrigiendo obras hasta poco antes de morir. La salud frágil no detuvo su creatividad; incluso en condiciones adversas, mantuvo la disciplina literaria que lo caracterizó durante toda la vida.

El legado de Bulgákov se consolidó tras su muerte, cuando «El Maestro y Margarita» y otras obras se publicaron, convirtiéndose en clásicos de la literatura rusa. Su vida, marcada por prohibiciones, censura y amor apasionado, se convirtió en testimonio del poder creativo frente a la adversidad.

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